9 de mayo de 2010

Rupalfín y Zamene (I)


ZAMENE: Qué divertida ha estado la anécdota de los carteles explícitos, verdad? Y qué bien ha resuelto el elevalunas el misterio del cartel de los padres y los hijos. Ha sido muy emocionante!

Elevalunas ecléctico consigue descifrar el misterioso cartel

RUPALFÍN: Sí. Me recuerda a cuando hice la mili en Guercif, de las cartas que te mandaba. Como no sé escribir…

ZAMENE: Ni leer tampoco.

RUPALFÍN: … Como no sé escribir ni leer, tenía que buscar a gente que sí sabía y que nos cobraba a los que no sabíamos por escribir cartas a las novias y a las madres.


ZAMENE: Pero entonces esas personas leían las cartas de todo el mundo, no? Cartas íntimas, cartas de amor. Qué vergüenza, Rupalfín, ahora que lo pienso! Ese hombre leyó todas las cosas que tú me decías!

RUPALFÍN: Eso no es lo peor. Lo peor es que se aprovechaban de nosotros y nos cobraban muy caro. Tres dirhams por escribir la carta y cinco dirhams si ponían ellos el papel y el sobre.


ZAMENE: Muy caro, sí.

RUPALFÍN: Y como en Guercif hay tantos cuarteles, se hacían ricos a costa de la necesidad de la gente. Algunos reclutas les confiaban papeles suyos o de su familia, y los escribanos hacían lo que querían con ellos. Dicen que hubo uno que se quedó a su nombre casas y tierras de reclutas analfabetos.

ZAMENE: Eso es robar. Deberían cortarle las manos y así ni escribían ni robaban más.

RUPALFÍN: Yo por eso no he querido aprender a escribir todavía. Porque me dan miedo los papeles.