6 de junio de 2011

Las preguntas que me hacéis (XIV)

PREGUNTA: Los seguidores del blog empiezan a preguntar por el rollo este de las dudas monstruosas. La primera entrada estuvo bien, sorprendió. Pero lo último que has publicado no tiene tanta gracia. ¿Piensas seguir con el cortaypega del ente dilucidado?

RESPUESTA:
Pienso seguir, sí. Es que el libro lo merece. No había leído nada tan divertido desde El pensamiento de los monstruos. O antes, incluso.

P: ¡Vaya gusto! ¿Encuentras divertidas esas parrafadas farragosas, esas argumentaciones pseudorreligiosas y carentes de todo rigor científico?

R: Para mí tienen gracia. Me parecen de una ingenuidad deliciosa, aunque no siempre es así. Hay de todo, claro. En cuanto a lo de "farragosa parrafada" (vaya sintagma), este libro me recuerda a esas parodias de filósofos y eruditos, como la que aparece en Hamlet en boca de Polonio, dirigiéndose a la reina:


Con Fray Antonio de Fuentelapeña no hay que hacer ningún esfuerzo: solo con citarlo, el fraile parece parodiarse a sí mismo.

P:
Insisto en que todo esto me parece aburrido, pero seguiremos por el interés del público bloguero. Hablando del público, hay una seguidora que dice que El ente dilucidado es el primer libro impreso en España que habla sobre aviación. ¿Qué sabes de esto?

R: No tengo ni idea, pero no me extrañaría nada, ya que se trata de un discurso "novísimo". De todos modos, tardaré bastante tiempo en conocer todos los contenidos del libro, me temo.

Galería de monstruos


P: ¿Y consigues sacar algo en claro de tanta palabrería absurda?

R: No mucho, pero ya digo: lo hago por diversión. Me gusta ver los esfuerzos que hace el autor por definir y delimitar el objeto de su estudio, y cómo una vez que acepta la existencia de animales irracionales invisibles, se ve obligado a buscar las causas y posibles efectos de su existencia, utilizando los argumentos más peregrinos y los símiles más disparatados.

P: Buff, vaya rollo. Mejor dejamos la entrevista, ¿te parece?

R: Sí, mejor será.