29 de enero de 2010

La búsqueda (V): Un triunfo a medias

El robot era de alguna forma consciente de los líos en los que se estaba metiendo. Entre sus circuitos oxidados todavía quedaba algún microchip activo. Por eso intentaba tomarse las cosas con más calma, no afrontar con tanta vehemencia sus inquietudes. Pero en lo más profundo de sus módulos de memoria seguía pensando que su destino era buscar a sus iguales dispersos por el mundo, ocultos, inconscientes… Como si algún dios cibernético le hubiera encomendado esa misión desde un más allá plomizo y magnético.

Seguía obsesionado con aquel “Robot Amador” del que había oído hablar en la Sevilla profunda. Y tenía pruebas de su existencia: rastreando todas las frecuencias de radio posibles y todos los recovecos de la web con su nueva y potente unidad Pukot, había encontrado pruebas evidentes de su existencia:

La Paco Ortega connection anuncia la presencia del Robot Amador


En este disco también aparece!!

También en sitios web encontró el robot vestigios de su existencia:

En yahoo.es


En la web www.flamenco-world.com


Pero casi siempre los resultados eran no available, no found:


Aquí morían todos sus esfuerzos. A punto estaba 3003 de arrojar la toalla, de pura desesperación. (Y ya es difícil que un robot se desepere. O se desperece, vaya. Son cosas que los robots no hacen. Y menos los militares). Tampoco se atrevía a mover nada más, por el temor a meter la pata de nuevo, de modo que dejaba pasar los días, pero sin desconectar nunca su antena de cualquier posible pista que le ayudara a continuar con la búsqueda. Y la posible pista llegó.

Un día, escuchando una emisora de radio local, comprendió que el Robot Amador no era ninguna máquina cibernética ni nada parecido. ¡Es una canción! Y se produjo lo que el Teniente psicólogo Martínez había previsto en su último informe: el robot pasó de la euforia por su hallazgo a una profunda decepción nada más sonar los últimos acordes musicales.

El informe del teniente Martínez lo expresaba de forma muy clara: Este sometimiento subjetivo (del robot) provocará estados de frustración, al no poder llevar a buen término las búsquedas "redentoras" de lo que la máquina viene a considerar "sus iguales". (Ver Angelita IV)




En mi casa yo tengo un robot
que habla inglés y francés
y como me ve
que voy tan mosqueado
a mi me habla en caló

Vigila mi niña y hace compás
este robot es tan enrollao
este robot es tan enrollao

Ay! ¡que hasta canta por soleares!
ay! ¡no será no de Triana!
Y van diciendo por la calle

este robot
es Amador
este robot
es Amador

Mi niña lo ha tocao
le ha puesto loco y arte ha probao
por bulerias hemos bailao
ay! este robot tan enrollao
ay! por su gracia y su arte
ay! Amador lo hemos llamado
ay! cuando hay una fiesta
Se siente como un gitano más

Ay! un cubata de gasoil
Le tenemos que brindar

Rafael Amador: inspiración y locura a raudales