10 de diciembre de 2009

La búsqueda (II): El robot Amador

EN EL CAPÍTULO ANTERIOR: 3003 oye una conversación entre gitanos en la que mencionan a un tal Robot Amador, y un lugar, las 3000, en la capital sevillana. Decide iniciar una búsqueda para intentar encontrar a este posible compañero.

Sin dudarlo, me dirigí hacia aquel lugar, tierra del Betis, en busca de del tal robot. Se me aflojaban los remaches de la emoción. Pero según me acercaba por la Carretera Su Eminencia, el paisaje que yo había imaginado como residencia de algún colega robotín se iba desmoronando, y la realidad me imponía chabolas, montones de basuras, candelas y reyertas callejeras.



A pesar de lo sórdido del paisaje, descubrí que los lugareños eran muy hospitalarios: rápidamente me ofrecieron de todo, pero decidí rechazarlo por el pudor propio del recien llegado. Un chavalillo más negro que tiznao, acompañado de un viejo que olía mal, me miraba con ojos brillantes. "Mía qué e chatarra, yayo. Tié que pesá un montón", oí que decía. El viejo me miraba de arriba abajo y sonreía maliciosamente.

Conocí a personajes muy interesantes, gente alegre que no paraba de cantar: Emilio Caracafé, Luis Fernández, las niñas gitanitas... Pero allí no había ningún robot.



Insistí con el Robot Amador, probando suerte aquí y allá, hasta toparme con una familia de artistas, los Amador. Estaba en la pista buena, sin duda, pero no estaba allí la persona que podía haberme ayudado, Rafaelito, ocupado en no sé qué cosas de música y estudios de grabación. Un señor vecino, que me había estado calando desde que llegué, aprovechó un momento de respiro que me tomé a la sombra de un naranjo para abordarme: "Mira, chavá, aquí hay de tó, pero no hay lo que tú busca. Pregunta porer Mangli compá machín, ques lo catí te va".

Al final, derrotado en mi propósito y víctima de la caló, pude trasladarme hasta Madrid en AVE para conocer en persona a Luis Cobo "Manglis", lo más grande con Raimundo a la guitarra, y a su colega Nantha. No pudieron atenderme, de ocupados que estaban, y también hacía tela de calor en la capital.




Hello Gurtu

Así que no pude encontrar al Robot Amador, pero encontré al "Manglis". Otro día seguiré contándoos mis aventuras en pos de robots descarriados. Ahora, aprovechando que estoy en Madrid y no tengo nada mejor que hacer, me voy pa Aranjuez a comerme unos zarajos.