7 de abril de 2010

El viaje


Hola, queridos y queridas. Empezamos aquí una nueva serie de relatos -más bien anecdotario disperso- localizados en pleno corazón del Marruecos Imperial, historias desparramadas a los pies del Atlas, leyendas que fluyen entre palmeras y cabras bajo la atenta mirada de la Gendarmerie Royal.

Al principio pensé en ponerle algún título apropiado, del tipo “El corazón de Marruecos”, “Viajes por un futuro remoto”, “Vistas del Marruecos imperial” o algo así, pero acabaron pareciéndome nombres pretenciosos y hasta ridículos: para ser sinceros, nunca he estado en Marruecos. Soy como esos viajeros de salón decimonónicos, hoy viajero de internet con blog y tiempo libre. Por esto decidí dejarlo en “Puntos de encuentro”, y ahí está.

Para que no ocurra como con otras series de este blog, siempre aburridas y a ratos patéticas (léase Hazañas bélicas por ejemplo), he querido dotar a esta historia de todo el atractivo posible, esforzándome en reunir una variedad de elementos que la convertirán sin duda en un best-seller bloggero:

Un todo terreno grande como un carromato,

(realmente potente el vehículo todo terreno que la agencia de viajes puso a nuestra disposición) (con conductor)


Bellos paisajes,

(Tinerhir)


Exóticos lugareños,

(perdón)


(ahora sí)


Rincones evocadores,

(Bhalil)


Y lo más importante: personajes de las mil y una noches.

(Alí Babá)