21 de marzo de 2010

El exterminador

Pérez Villegas mandó a uno de sus sicarios más eficientes para acabar con el asunto de Angelita y el robot 3003: Mauricio Tresejo, también conocido por los alias "Mauricio Domínguez" y "José Carlos Domínguez", apodado en las cloacas del Régimen como el exterminador.

Mauricio Tresejo el exterminador

La unidad 30 A-03 se encontraba desde hacía algún tiempo custodiada en los hangares del aeródromo de Tablada, en la capital andaluza, y Angelita continuaba con sus labores docentes en el Colegio de las Esclavas, vigilada de cerca por agentes del Ministerio. De modo que toda la situación estaba controlada cuando Mauricio Tresejo llegó a Sevilla en el expreso Estrella Giralda. Le acompañaba un chupatintas delgado y pálido cargado con un maletín negro que llamaba la atención de los buscavidas que pululaban por la Estación de Córdoba.

Se dirigieron en taxi hacia el centro, donde les esperaba Angelita. Tomaron café en un pequeño velador de La Campana. Tresejo le confesó entonces:

- Debe viajar a Madrid. En el Ministerio la esperan para oír sus explicaciones sobre el caso abierto. Yo no iré. El licenciado Vázquez Rubio la acompañará, - dijo mirando con cierto desprecio al blanquecino chupatintas.

Aquel dato sorprendió a Angelita. Necesitaba saber para qué se quedaba allí. Quizás el robot corriera peligro.

- ¿No vuelve usted a Madrid? ¿Se queda en Sevilla?
- No. Continuaré mi viaje hasta la bahía de Algeciras. Tenemos algunas cuentas pendientes con los agentes que copiaron los planos del robot.
- ¿Y si me niego a ir con este señor?
- Considérese arrestada, Consuelo. Si lo prefiere, puedo obligarla a viajar esposada.
- ¿Es así como lo quiere Pérez Villegas? ¿Es esto lo que le ha ordenado que haga?
- Señora, yo sólo cumplo órdenes. Una negativa lo empeoraría todo. No tengo tiempo que perder, de modo que no me obligue a usar la fuerza. Mañana saldrán para Madrid.

La confitería La Campana. Sevilla

Empezaba a oscurecer sobre Sevilla y Angelita se sabía atrapada. Sintió un desagradable escalofrío y se arrebujó en su chaquetilla de paño. No se atrevía a mirar a los ojos de aquel matón, pero necesitaba obtener algunas respuestas más. Pasados unos minutos se atrevió a preguntar:

- ¿Qué ocurrirá con el 3003?
- Será reprogramado otra vez en Tablada, bajo las órdenes del Capitán Ingeniero Lahoz (ver Angelita III). Intentaremos adaptarlo para labores administrativas dentro de las instalaciones del aeródromo. Su destino será traducciones y comunicaciones con el extranjero, posiblemente. No saldrá nunca más de allí.
- ¿Seguro que no lo destruiréis?
- Señora, el robot todavía puede resultar valioso. Algunos ingenieros de la Alemania Occidental trabajarán con él hasta completar su reinserción. Todo se hará en el más absoluto secreto.
- ¿Para qué necesitan a esos técnicos alemanes? ¿Qué pretenden hacer?
- Buscan ciertos datos. Datos muy valiosos para nuestros amigos nazis. No puedo decirle nada más. Ahora vuelva con las monjas. Aproveche el resto de la tarde para hacer las maletas. Creo que pasará una larga temporada en Madrid.