1 de noviembre de 2010

Comparativa España - Marruecos: Tú eliges

Poco a poco, con el paso de los días y la observancia de los carteles de comercios y tenderetes, fuimos comprendiendo que había muchos puntos en común entre dos pueblos tan distintos como somos españoles y marroquíes.

Los carteles reflejan la diferencia entre ambas culturas, pero también suponen un punto de encuentro: al menos, un punto de encuentro de intereses, el lugar para comprar y vender, la puerta de la alafía. Y es que, aunque esté feo decirlo, el interés nos une. La pela es la pela, o no?

Como último ejemplo, miremos el siguiente cartel: una joya del Marruecos imperial. Pertenece a la Cafetería Bab Mansour, situada justo enfrente de la impresionante Bab Mansour de Meknes, que aparece pintada con detalle en la parte superior del cartel. Evidentemente, el dueño de este comercio se preocupa por la satisfacción de sus clientes y por el mantenimiento del Patrimonio Histórico de su país, que no es poco. Si la lista de precios os parece una delicia, no os podéis ni imaginar cómo están los batidos multifruit.

Cafetería de Meknes (Marruecos). Un sitio ideal para merendar.

En otra línea, con otro estilo, el listado de precios español -más concretamente del sur peninsular-, carece del afán estético y el colorido de los marroquinos, pero también atraen y miman a su manera a los potenciales clientes. Veamos un ejemplo:

Aquí tenemos la clásica pizarra de precios española. Efectivamente, en cuanto a su apariencia no admite comparación con la belleza de cartel moruno que veíamos anteriormente. Aquí no hay color, no hay figuración. Con el paso del tiempo y la mucha tiza se volverá blanquinosa y triste, como todas las pizarras negras del mundo. Pero mira qué precios. Están para entrar y comprar. Y simplemente con leerla se pueden combartir los terribles calores de Sevilla en verano. No hay aquí la belleza barroquista de lo moro, pero refleja condensada toda la cultura de un pueblo sabio.

Pescadería de Sevilla (España). Buenos precios "anti-crisis".

En definitiva, como dice mi amigo Simón el de la Asesoría Carreño, “cada uno es como es, pero al final todos vamos por el interés”.

F I N