27 de mayo de 2010

El soldado del futuro


El 3003 se quedó literalmente postrado en la oficina de Comunicación Exterior del Aeródromo de Tablada, en Sevilla. Los técnicos militares le habían quitado la unidad Pukot que le servía para desplazarse y fijado a una especie de caballete metálico que lo mantenía inmovilizado frente a los aparatos de control de la base.
Unidad de desplazamiento Pukot

Sin embargo, le habían dejado la conexión a Internet y sus complejos sistemas de rastreo y comunicaciones, necesarios para cumplir las labores de traducción que le habían sido asignadas. Gracias a ello podía seguir rastreando la red y comunicado con el mundo exterior a través del blog el ojo del boticario.

El 26 y 27 de mayo de 2010 encontró en internet algunas noticias que llenaron de ilusión sus oxidados circuitos:


www.elpais.com (26/05/2010)




Este futuro soldado estará equipado con conexión a través de Internet, enlace inalámbrico con el pelotón, visores para poder actuar de día y de noche, sensores para poder informar del estado de salud del combatiente y otras maravillas bélicas.

(El 3003 poseía estos mecanismos desde hacía una década. Muy interesado, siguió buscando información sobre aquello que consideraba casi como un "hijo" suyo)

La fase de desarrollo del prototipo concluirá en noviembre de 2010 y en un año estará operativo en las zonas de conflicto.

(¿Podría asistir a la puesta en escena de sus vástagos? Imposible sin el Pukot automotor que le habían sustraído los técnicos de la base)

El desarrollo del programa cuida detalles como el diseño de la ropa interior para facilitar la evacuación del sudor. (?) Ahora los científicos se plantean la posibilidad de que las botas produzcan energía al andar para alimentar los sistemas que porta el soldado, si bien esto último no se ha conseguido de momento.


El soldado del futuro, pariente remoto del 3003

Todos estos inventos habían sido probados una y otra vez en el 3003 por los técnicos de Tablada, de modo que el robot se sintió rapidamente involucrado en aquel proyecto militar como si de algo suyo se tratara. A pesar de su naturaleza electromecánica, estaba realmente "emocionado", y hubiera soltado alguna lagrimilla de haber podido. Sin embargo, la frustación que sentía por su inmovilidad mantenían sus cables tan tensionados que estaban a punto de arder por la sobrecarga.

- ¡Suerte de robots!, exclamó dejando caer sus pesados brazos articulados sobre la mesa de formica.