El ojo del boticario
18 de septiembre de 2011
Hipertensión
Hubo un minuto de silencio -dos, tres- en la triste sala de hospital. Al fin levantó la cabeza. Su voz manchó el clínico blanco con tintes de sentencia:
- Seguiré tomando sal. Ni hoy ni mañana quisiera ser un cadáver insípido.
(Para Sharli y su bella esposa) (O viceversa)
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