Respondo que puede venir, ya de la falta de materia y constitución del clima, o ya (y quizás es lo más cierto) de la imbecilidad y flaqueza de la naturaleza, que no tuvo fuerzas en dicho sujeto para hacer que descollase la cabeza sobre los hombros, como lo pretendía; si bien ayudarían mucho a dicha imbecilidad la falta de materia y constelación sobredichas.
Extraído de: El ente dilucidado. Discurso único, novísimo que muestra hay en naturaleza animales irracionales invisibles, y cuáles sean (1676).
Una aberración de Fray Antonio de Fuentelapeña (1628 - 1702)